Seguimos profundizando
El curso pasado recibimos una invitación del Parlamento Universal de la Juventud para participar en unas jornadas sobre pedagogía. Nos ofrecieron hacer una pequeña ponencia y los alumnos de Santo Tomás, se animaron a prepararla, aunque después no pudimos viajar a Madrid para exponerla. A mí el texto me parece interesante para seguir reflexionando sobre esta asignatura; teniendo en cuenta además que las reflexiones han sido elaboradas por los alumnos mayores.
Aquí va el texto:
Queridos amigos del Parlamento Universal de la Juventud
Somos
los alumnos de 4º de la E.S.O y 1º de BACH de la asignatura de Religión y Moral
Católica del I.E.S. Santo Tomás de Aquino, de Íscar, Valladolid.
En
primer lugar, queremos agradeceros la invitación que el PUJ, sobre todo en la
persona de Cristina Díaz, nos ha hecho para participar mediante esta ponencia
en el marco de las VIII Jornadas Fernando Rielo de Pedagogía. En segundo lugar,
queremos disculpar nuestra ausencia, pero compromisos como los exámenes han
impedido nuestra presencia.
En
el debate, la reflexión y el trabajo que hemos realizado, con los materiales
que hemos empleado, hemos querido enfocar nuestro planteamiento a lo que
creemos que aporta una asignatura como Religión en las instituciones de
enseñanza pública.
A
menudo encontramos noticias en prensa, foros de internet, comentarios de
amigos… mil fuentes distintas de las que se vierten otros tantos comentarios
sobre la religión en general o la asignatura en particular. No siempre estos
comentarios son tan acertados como debería. Muchos creen saber cosas sobre
religión, pero no siempre se habla con el conocimiento y el respeto que para
otras cosas sí se exigen.
La
premisa de la que partimos es que los alumnos que cursamos esta asignatura
consideramos que ésta tiene una serie de elementos positivos, que ayudan a la
persona, que la construye, la dignifica, la cuestiona preguntas profundas… Consideramos
por lo tanto que existe un prejuicio o un desconocimiento por una parte de la
sociedad que repudiando la asignatura aboga por su desaparición en el ámbito de
la educación pública. Queremos explicar lo que esta asignatura nos aporta a
nosotros y lo que creemos que aportaría también a otros alumnos.
Seguramente
que de todo lo que digamos se podrán poner uno o mil ejemplos contrarios. Aún
así, esta propuesta es lo que queremos, lo que deseamos, lo que podemos pedir.
Durante la primera etapa de nuestra vida y tal y como funciona hoy nuestra
cultura, tenemos que conocer y relacionarnos con muchas personas que tienen una
encomienda importantísima: educarnos y enseñarnos. Los maestros y los
profesores tienen esa tarea encomendada por la sociedad y por los padres. Pero
todas las personas con las que nos relacionamos a lo largo de toda la vida nos
influyen en mayor o menos medida, seamos o no conscientes, para bien o para
mal. Y nosotros también terminaremos influyendo en muchísimas personas. Cada
día hay muchas situaciones que nos afectan. Y si sumamos días, meses, años… Todos
podemos citar profesores buenos por algo que nos aportaron: un gesto que
tuvieron, una palabra en un momento delicado… o profesores que nos hicieron
daño, que no supieron hacernos amar la materia que ellos supuestamente amaban…
No se pueden agrupar, ni generalizar. Si un profesor no siente lo que enseña es
imposible que conecte con los alumnos y trasmita algo importante. Esa exigencia
es mayor para el profesorado de Religión quien tiene que ganarse a los alumnos,
a los compañeros, a los padres…
Religión
no es catequesis, aunque no hay nada malo en la catequesis. El profesor de
religión no tiene por qué valorar si el alumno cree lo que enseña. Evalúa conocimientos,
igual que los demás profesores. Religión no es catequesis, aunque puede dar pie
a error compartir elementos, libros, contenidos…
La
asignatura de Religión habla de la vida, de temas que no siempre salen en otras
asignaturas, de preguntas que no siempre podemos preguntar a otras personas, a
otros profesores. En ocasiones vemos cómo lo que aprendemos de ciertas
asignaturas parecen objetos que guardamos en un cajón que abrimos cuando lo
necesitamos para algo. Religión no es algo que guardamos en ese cajón, nos acompaña
en más momentos, está más presente, aunque no siempre seamos conscientes de
ello, porque no siempre en fácil vivir lo que intuimos por la fe. No podemos
dejar las creencias fuera del instituto, es una parte de nosotros mismos y es
una parte importante.
Religión
nos habla de algo que percibimos llega a lo más profundo. No fomenta el odio
contra otras personas u opciones. No ya solamente de personas de otras
religiones, también de personas ateas o agnósticas. Si el mensaje que nos
mostraran fuera otro habría algo que no nos encajaría.
Queremos
que la Religión sea buscadora constante e incansable de verdad, que podamos
cuestionar todo en clase, que la autoridad del profesor no sea, porque no puede
serlo, el argumento esgrimido sobre lo que haya que enseñar. Religión no tiene
miedo de lo que la ciencia u otras materias aporten. Pero tampoco se pueden
aceptar argumentar con lo que pasó hace siglos para desprestigiar la asignatura
a día de hoy. Religión acepta y valora las aportaciones que recibe desde otras
asignaturas.
Queremos
que Religión sea un diálogo abierto y respetuoso de la opinión que quiera
aportar cada persona, escuchando la palabra de quien se ha preparado pudiendo
plantear también nuevas reflexiones, giros, aportaciones de elementos que tal
vez desconociendo hacen que tengamos una opinión distorsionada de la realidad. Religión
no discrimina ningún tipo de ideas.
Creemos
que en la asignatura de Religión se nos habla de valores que nos forman como
verdaderas personas, con retos que nos plantean mejorar, esforzarnos, procurar
el bien para otros, los que tenemos cerca, ser solidarios, no juzgar, a seguir
soñando que otro mundo es posible si vivimos y promocionamos los valores de los
que aquí se nos hablan.
Cierto
es que hoy en día son muchos los que hablan de valores, que todos consideramos
que vivimos esos valores. Pero no es cierto, por ejemplo, si encontramos quien
recurre al insulto, a la descalificación, o se cierra al diálogo de quien opine
diferente.
Estamos
convencidos de que lo que muchas veces se dice exigir es lo que hace que para
algunos esto no merezca la pena vivirlo. Es más fácil en nuestra sociedad
dejarse llevar.
Creemos
que el marco en el que se encuadra la obligación de los centros de ofertar la
asignatura y la posibilidad de los padres de elegirla o rechazarla, respeta la
libertad de los padres a la hora de elegir lo que ellos consideran lo mejor
para sus hijos. Pero que también es cierto que en determinadas ocasiones no
siempre se oferte en las condiciones que la ley marca. Y es fácil confundir o
querer confundir que España no es un país laico sino aconfesional. La cuestión importante de todo este asunto es
que no sentimos ninguna imposición en que se nos ofrezca poder cursar esta
asignatura, pero sí que la habría en quitarla. Es una propuesta más para
nuestra vida.
Creemos
que Religión nos aporta conocimientos que tienen que ver con muchas de las
otras asignaturas que nadie cuestiona. También nos llama la atención que
comparando con otros países, estos temas están superados y no se pone en duda
lo que el estudio de la Religión a porta.
Aunque
uno de los motivos de cursar la asignatura es la fe que tenemos, Religión no es
sólo para creyentes ya que una persona que no lo sea puede seguir una clase,
participar y hacer aportaciones que seguro que serán interesantes y enriquecedoras.
En estas clases no se nos plantea compararnos con otras personas creyéndonos
mejores que quien no la curse. Religión no nos hace creernos mejor que nadie;
nos plantea que nos esforcemos por ser mejores que nosotros mismos.
Otro
motivo importante para promocionar el estudio de las religiones es la
influencia que éstas han tenido en la historia, en el arte, en la filosofía, en
la música, en la arquitectura… hace interesante lo que desde la asignatura se
puede aportar al conocimiento. También vocabulario. Porque el lenguaje no es
neutral, sin más y a veces podemos encontrar qué fácilmente se manipula con un
lenguaje que utiliza unas palabras y les da otros significados distintos. Por
ejemplo, hoy en día se dice laico con el significado de laicismo.
Estamos
dispuestos a escuchar propuestas para mejorar las clases de religión, valorando
que todas las opiniones y creencias son respetables. Pero que para respetar
algo hay que conocerlo y a veces encontramos quien critica la asignatura
comentando su experiencia personal, cuando la sociedad era distinta y la manera
de enseñar también. Decía un teólogo que había personas que hablaban de lo que
habían aprendido de Dios cuando hicieron su primera (y última) comunión. Y que
eso era tan ridículo como querer ponerse ese mismo día el traje que utilizaron
en esa ceremonia.
A
Dios se le rinde culto en los templos, en las iglesias, en las sinagogas… Eso
no hace que no se pueda estudiar el concepto de Dios, de quien plantea vías
para demostrar su existencia o de quien le niega. Profundizando más para
descubrir cómo fueron sus vidas o quién aportó más la humanidad. La fe no
implica una irracionalidad sin más, no se trata de creer cualquier cosa. Frente
a quienes no son capaces de respetar o de pensar que la experiencia de otros
puede ser distinta a la suya; la fe es algo más razonable y razonada de lo que
aparenta. Los ateos pueden tener referentes intelectuales. Los creyentes
también. Los ateos pueden estar sometidos a falsos ídolos y creerse libres por
no reconocer la existencia de un ser superior, creador, redentor o con otras
características divinas de otras religiones.
También
es interesante analizar la labor humanitaria que realizan muchas personas con
convicciones religiosas, que para otros pasan desapercibidas o son negadas.
Esas personas son buenos ejemplos para nuestra sociedad y para nosotros. La
labor de los misioneros en países tan lejanos y también hoy en día ante el actual
panoramas de crisis que estamos viviendo. También se nos ponen ejemplos de
personas, de santos y Papas que en tantas ocasiones, no tan lejanas algunas,
han hecho grandes aportaciones hasta con sus pequeños gestos.
Como
conclusión final diremos que hay religiones que han sido muy perseguidas a la
largo de la historia de la humanidad, se ha intentado acabar con ellas y no lo
han conseguido. Ha habido personas que han pronosticado el fin de las
religiones y no han acertado. Una de las características de los seres humanos
son las creencias en Dios. No conocer elementos esenciales de las religiones se
terminará volviendo en contra del hombre.
Gracias
por la atención prestada. Esperamos que nuestra reflexión os haya aportado
algo.